Reseña de Alas de Onix de Rebecca Yarros

Sinopsis

Tras casi dieciocho meses en el Colegio de Guerra Basgiath, Violet Sorrengail tiene claro que no queda tiempo para entrenar. Hay que tomar decisiones. La batalla ha comenzado y, con enemigos acercándose a las murallas e infiltrados en sus propias filas, es imposible saber en quién confiar.

Ahora Violet deberá emprender un viaje fuera de los límites de Aretia, en busca de aliados de tierras desconocidas que acepten pelear por Navarre. La misión pondrá a prueba su suerte, y la obligará a usar todo su ingenio y fortaleza para salvar lo que más ama: sus dragones, su familia, su hogar y a él.

Aunque eso signifique tener que guardar un secreto tan peligroso que podría destruirlo todo.

Navarre necesita un ejército. Necesita poder. Necesita magia. Y necesitará algo que solo Violet puede encontrar: la verdad.

Pero una tormenta se aproxima… y no todos sobrevivirán a su furia.

La trama

«Alas de Ónix» continúa la historia iniciada en Ala de Hierro, llevando a Violet y al resto de jinetes de dragones a un punto de inflexión. Si en las entregas anteriores la trama se centraba en el entrenamiento militar en la Academia de Basgiath, ahora la acción se amplía para abarcar amenazas más serias y batallas que tienen lugar fuera de sus muros. La autora muestra un conflicto bélico de mayor escala, poniendo a prueba la lealtad de dragones y jinetes en enfrentamientos decisivos.

Como aspecto positivo, Yarros mantiene un ritmo rápido y adictivo, mezclando escenas de acción, revelaciones sobre el mundo dracónico y momentos más íntimos que hacen la lectura muy fluida. El punto débil se encuentra en la escasa recapitulación de acontecimientos pasados: al tratarse de la tercera entrega, la novela comienza casi de inmediato, por lo que quienes no tengan muy fresco lo ocurrido en los libros anteriores podrían sentirse desorientados durante los primeros capítulos.

Ambientación

La ambientación en «Alas de Ónix» se expande más allá del Colegio de Basgiath. Aunque sigue presente, la guerra cobra un mayor protagonismo, confiriendo un tono más oscuro y realista a la historia: ya no todo es entrenamiento, sino misiones peligrosas y combates verdaderos, aumentando la tensión y mostrando la evolución de los personajes.

La presencia de los dragones continúa siendo uno de los mayores atractivos. Yarros profundiza en la sociedad dracónica, detallando su jerarquía y características únicas. También se nos enseña toda una parte nueva del mundo que hasta ahora no habíamos visitado. No obstante, esta virtud se convierte en un pequeño inconveniente cuando se introducen localizaciones muy interesantes pero de forma algo apresurada, dejando al lector con ganas de conocer más y explorar a fondo esos nuevos escenarios.

Personajes

Violet y Xaden siguen siendo los protagonistas, sosteniendo su compleja relación de poder, romance y desconfianza. En esta ocasión, me ha parecido que en cierto tramo se introducen escenas «spicy» con demasiada frecuencia, rompiendo un poco el ritmo narrativo. Aun así, encontré que Violet mejora su actitud respecto al segundo libro, resultando más empática y madura.

La llegada de nuevos personajes secundarios, como Ridoc o los dragones Tairn y Andarna, aporta humor y ligereza en medio de la constante amenaza bélica. Ridoc, por ejemplo, protagoniza momentos cómicos que distienden la historia. Como punto negativo, la gran cantidad de nombres, dragones y poderes puede resultar confusa para quien no tenga recientes los acontecimientos de los libros anteriores, obligando en ocasiones a consultar glosarios o resúmenes.

Conclusión

«Alas de Ónix» refuerza el crecimiento de la serie al sacar a los personajes de la seguridad de la academia y enfrentarlos a un conflicto más amplio y peligroso. Aunque la falta de un repaso a los hechos anteriores puede complicar la inmersión para algunos lectores, el ritmo trepidante, la evolución de Violet y la incorporación de escenarios y criaturas nuevos le dan frescura a la historia. Las escenas de romance y el mundo dracónico conservan su atractivo, aunque a veces el exceso de nombres y momentos íntimos puede dispersar la atención de la trama principal.